Cazadores - recolectores en Ecuador
De las evidencias descubiertas
por los arqueólogos en los diferentes sitios excavados en el territorio
ecuatoriano se ha podido inferir que la caza y la recolección fueron las formas
de utilización de los recursos naturales de los primeros pobladores del
Paleoindio. En la región interandina, los asentamientos de estos cazadores -
recolectores fueron de carácter temporal y se desplazaron desde le norte,
ocupando territorios que incluían el bosque montano y el páramo, los cuales constituyeron
el inicio pisos ecológicos complementarios para la subsistencia. En la Costa,
por el contrario, donde el control de los recursos era más variado, la pesca se
unió a la caza y la recolección; los pobladores de esta región formaban bandas
dispersas que, en ciertas ocasiones, se unían para la explotación de los
recursos pesqueros.
La recolección en el Ilaló
(provincia de Pichincha) y en Chobsi (provincia del Azuay), por ejemplo,
incluyó frutas silvestres, que Ernesto Salazar detalla como “la uvilla”, el
taxo, el nogal o “tocte”, la nigua, el capulí, granos de amarantáceas, como: El
ataco, la “ashpa quinua”, el chocho. En comparación, el páramo ofreció pocos
recursos alimenticios vegetales, pues su flora era más bien de carácter
medicinal; y en cuanto a su fauna, se encontraron restos de venados, pumas,
lobos de páramo. En cambio en Cubilán (en las provincias de el Oro y Azuay) los
ocupantes de los campamentos - taller no tuvieron acceso a mayores recursos
vegetales a causa de la geomorfología de la zona, por lo que se vieron
obligados a obtenerlos en el bosque montano, rico en frutas silvestres.
La caza practicada por éstos
habitantes tempranos se ha podido conocer por los restos de diversos animales
que se han recuperado: zarigueya, conejo, puerco espín o erizo, cuy, perro,
tapir o danta, venado, oso de anteojos y perdiz. Esta fauna - según señala
Salazar - es considerada reciente u holocénica y su presencia indicaría que en
el momento en que los primeros pobladores llegaron a estas tierras la megafauna
había desaparecido, o bien que era tan escasa que resultaba mas rentable cazar
especies modernas, como el venado, particularmente la especie paramuna de cola
blanca. Los hallazgos de restos de estasa especies de altura dan cuenta de que
el páramo se redujo a ser la fuente de proteína animal. Otro animal objeto de
caza fue el oso andino, que habría habitado las estribaciones orientales de los
Andes, al igual que la danta.
Al parecer los cazadores del
ecosistema andino incursionaron más allá del páramo sólo esporádicamente y
hasta la periferia de la selva tropical, pues para ingresar a la selva hubieran
requerido de adaptaciones culturales y medio ambientales que no poseían. En el
Litoral, en cambio, los asentamientos habrían tenido mas bien carácter permanente,
como debió de ocurrir en las Vegas (provincia del Guayas), en donde sus
habitantes se establecieron a lo largo de todo el año. Su movilidad habría sido
más bien restringida, pues siempre hubo recursos disponibles. La recolección de
plantas y la caza de fauna diversa fueron tan variadas que permiten hablar de
una “economía generalizada y de amplio espectro”, antecedente directo de la
domesticación, etapa en la cual se aprendió a manejar y transportar especies
vegetales de unos nichos ecológicos a otros, dando así inicio a la
horticultura. Así mismo, los habitantes de Las Vegas se alimentaban con la
fauna del mar, de los manglares y del interior, haciéndose con especies como
“la corvina, el atún, la lisa, el peje-sapo, el róbalo, el pargo, etc., reptiles
como la boa y la lagartija; y mamíferos como el zorro, la cervicabra, el conejo
y el oso hormiguero; moluscos, como la concha prieta”. De la fauna terrestre
destaca el zorro, animal del cual se consumía la carne y se usaba la piel, y
cuyos dientes se destinaban a ofrendas funerarias.
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